"El Rocinante" viaja llevando teatro a los pueblos del estado de Michoacán.
Te invitamos a conocer nuestra experiencia y trabajo teatral con las comunidades.
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Cuentan por ái los romances

de un corcel metalizado
que en los pueblos anda en lances
¡y quesque se arma en tinglado!

Las gentes, con tal asombro
ante rocín tan gitano,
como a su primo troyano
se vuelcan hombro con hombro,
y se hallan dentro´el corcel
en tan magnífico teatro
que dicen que es “por encanto”
no quererse salir dél.

Rocinante, fiel amigo:
De albergar artes no te hartes.
Lleva el Teatro a todas partes,
a quienes no lo han tenido.
Y que las gentes te vean
con tus tramoyas y ruido
al aire como banderas
¡cumpliendo tu cometido! *

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viernes, 22 de octubre de 2010

Zitácuaro, Michoacán

Plaza Cívica Benito Juárez, Zitácuaro.

Zitácuaro ha sido toda una experiencia, lo vivido ahí hace que las fuerzas se renueven, que el cansancio se convierta en entusiasmo, que uno vuelva a encontrarse con el teatro, cada vez, todas las veces posibles, cada función; y no con el teatro en general sino con ese teatro que cada uno de los que vamos en la gira eligió como destino hace mucho o poco tiempo, ese que le da sentido a la vida, que pone las cosas en su sitio, que poco a poco se ha vuelto nuestro mundo.

 
Sin espectadores no hay teatro y en Zitácuaro hubo espectadores. No lo digo solo en cuanto a cantidad, la gente que llegó a cada función estaba dispuesta, abierta, generosa. Un público dadivoso que vivía la experiencia y quería compartir con nosotros lo que le había sucedido. Muchas veces nos abordaron distintas personas, querían hablar, no preguntaban, mas bien compartían con nosotros su experiencia, sus lecturas de la obra, todo lo que había aflorado en ese espacio mágico que es el Teatro Rocinante.


 
Llegamos el Lunes 11 por la noche a Zitácuaro, el martes empezó el montaje. Los técnicos coordinaban a un tropel de gente enviado por la presidencia para ayudar. Los actores montábamos camerinos y desembalábamos utilería. La gente se acercaba a preguntar, una vez enterados de que eso que veían sería un teatro y habría funciones gratuitas toda la semana sacaban sus libretitas y anotaban fechas y horarios. Luego constatamos que no anotaban en vano, todas nuestras funciones en la Plaza Cívica estarían repletas y lamentablemente debido al cupo, en las funciones de Los Murmullos que eran por la noche, cada vez se quedaban entre 50 y 100 personas afuera.

Público al final de Los Murmullos
 Los niños, desde Benito Juárez y no faltaron aquí en Zitácuaro, querían entrar también a Los Murmullos, ¿es de miedo? – nos preguntaban- o ¿Por qué no nos dejan entrar?, les explicábamos que se le daba preferencia al público para el cual era dirigida la obra y así más espectadores disfrutaran del teatro, ellos ya habían visto El Yeitotol.

Público de El Yeitotol
 
Hubo cinco funciones de El Yeitotol y Los Murmullos; y una función masiva de Juanete y Picadillo en la Plaza Cívica de Zitácuaro. Todas llenas, de espectadores, de alegría, de entrega, esos días en Zitácuaro hubo teatro.




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