"El Rocinante" viaja llevando teatro a los pueblos del estado de Michoacán.
Te invitamos a conocer nuestra experiencia y trabajo teatral con las comunidades.
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Cuentan por ái los romances

de un corcel metalizado
que en los pueblos anda en lances
¡y quesque se arma en tinglado!

Las gentes, con tal asombro
ante rocín tan gitano,
como a su primo troyano
se vuelcan hombro con hombro,
y se hallan dentro´el corcel
en tan magnífico teatro
que dicen que es “por encanto”
no quererse salir dél.

Rocinante, fiel amigo:
De albergar artes no te hartes.
Lleva el Teatro a todas partes,
a quienes no lo han tenido.
Y que las gentes te vean
con tus tramoyas y ruido
al aire como banderas
¡cumpliendo tu cometido! *

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viernes, 22 de octubre de 2010

El Rucio en Zitácuaro.

Público de San Pancho.

Y no faltó el Rucio…

El miércoles 13 nos dirigimos a San Francisco Coatepec de Morelos, (San Pancho). Acordonando calles, moviéndonos un poco a la derecha y otro poquito más para no topar con los cables de alta tensión, entre niños que nos seguían deseosos de ayudar con el montaje. 


A las 6:00 pm empezó la función 400 personas nos acompañaron, teatro en la plaza pública, en el lugar de la comunidad, vecinos de los habitantes, pidiéndoles prestada un poco de luz para conectar el audio.


Acogidos, Gracias San Pancho.

Rucio en la Plaza Cívica de Zitácuaro

El Rucio en la Plaza Civica.

 La gradería comenzó a acomodarse un día antes, todo se iba preparando, el domingo llegamos muy temprano para abrir el Rucio y poner más luces de las habituales. Ese día el espacio era más grande y la gente esperada era del doble de nuestra función más concurrida hasta ahora. 

Montando el Rucio.
 La gente se fue acomodando desde 4 horas antes de la función, estaban en la Plaza, paseando en domingo y querían tomar un buen lugar desde temprano, luego se pusieron las sillas y conforme se iban poniendo se iban ocupando. Muchos aprovechaban para darnos sus comentarios de las obras que ya habían visto. “¿Dónde está la pajarera?, quiero darle un chocolate”. 
Muchos lo tenían planeado y a otros tantos los tomó el teatro por sorpresa, para la hora de inicio de función la plaza ya estaba a reventar, y una vez iniciada la función la gente que pasaba se detenía y se quedaba.

 Ese día Juanete y Picadillo se dio para 1500 espectadores. El Rucio una vez más cumplió su cometido.


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