Cotija de la Paz

Vista panorámica de Cotija de la Paz

Cotija, una de mis plazas favoritas de toda la gira. Probablemente uno no debería tener inclinaciones sobre ciertos lugares que visitamos con Rocinante, es cierto que todos los lugares son distintos y que los públicos varían mucho de municipio a municipio e incluso de comunidad a comunidad (aún en el mismo municipio), pero de verdad ha sido un gran placer haber estado en Cotija.

Plaza principal de Cotija.

 

Es la primera vez que Rocinante y Rucio llegan a esas tierras. La ciudad es muy bonita, con casas de piedra y madera, con los clásicos patios con fuente al centro de la construcción. En el centro hay muchos árboles, tiene su kiosco y está también la Parroquia de Cotija. Alrededor de la plaza están los portales, hay muchos cafecitos y la gente es muy amable. Las calles son muy angostas por lo que Rocinante fue hábilmente maniobrado para lograr asentarse en la Plaza Principal.

Rocinante en Cotija

 

El día que llegamos fuimos a bajar las cosas del Rucio y a montar el camerino, la gente se acercaba, un niño al ver que bajábamos el vestuario y lo poníamos temporalmente en un rack sobre la baqueta preguntó: ¿son un circo o van a vender ropa?

Desde el primer minuto que estuvimos ahí la gente estuvo muy interesada en lo que sucedería, siguieron paso a paso el armado del Rocinante en sus ires y venires por la ciudad. Los carteles que pegamos con horarios de funciones fueron muy consultados, la gente llegaba y con libretita en mano apuntaba horarios y fechas. A todos nos preguntaban ¿cuándo empiezan?

Largas filas para entrar a Teatro Rocinante

 A Nancy, le comentó una señora,  que veía ciertos cambios en la programación, se le explicó que se habían movido unos horarios para dejar que terminara la misa y luego llevar a cabo la función: “Ah! A mi avísenme porque les estoy haciendo mucha promoción” le contestó. Al mismo tiempo llegaron unas adolescentes y la señora las invito al teatro, ellas contestaron que no sabían, que a esa hora era la novela, enérgicamente la señora repuso: “¡Vayan al teatro! ¿O quieren ser tontas, viendo novelas?, vayan al teatro.”

Todas nuestras funciones estuvieron llenas, la gente se quedaba afuera cada vez, hubo varios que vieron varias veces las obras, y la mayor parte del público vio las tres, volvían cada vez con sus familiares y amigos, se turnaban (el señor del café nos comentaba: hoy va mi esposa, mañana voy yo). Un público atento, respetuoso, muy perceptivo. Que verdaderamente iba al teatro con el mayor gusto y disposición. Un público que nos paraba en la calle para comentarnos sus impresiones de las obras, para felicitarnos, para preguntar. Que adoptó al Teatro Rocinante como parte de la ciudad, a cualquier lugar que íbamos: tiendas, cafés, puestos de comida la gente estaba hablando de las obras, o del teatro en si mismo.

Público de Cotija

 

Cotija de la Paz, un lugar precioso con un público encantador que quiere que el teatro vuelva y a donde el teatro quiere regresar.