Los compañeros que están entrando a Casa del Teatro, se encuentran en Pátzcuaro cursando el propedéutico. En Quiroga fue nuestro primer contacto con ellos. Vieron nuestras obras, platicamos con ellos sobre el trabajo, etc.
Desde entonces hemos estado cercanos a ellos como compañeros de profesión y de escuela. Aquí les transcribo una carta que uno de ellos nos dió a partir de sus impresiones al ver las tres obras.
Desde entonces hemos estado cercanos a ellos como compañeros de profesión y de escuela. Aquí les transcribo una carta que uno de ellos nos dió a partir de sus impresiones al ver las tres obras.
Carta a los rocinantes
Testigo he sido de las andanzas de tan honorables caballeros, que llevados por Rocinante a su paso van dejando sonrisas y alegría, transformándose en aplausos que alimentan el espíritu del actor. No me atrevo a suponer sino a asegurar que en esta aventura en la que envueltos se ven, con su armadura compuesta por su cuerpo, su mente y su espíritu, o mejor dicho su todo queda escrita con gran importancia en la historia de la vida de cada uno, al igual que en la historia de mi vida como en la de muchos, porque me hicieron reír, e incluso llorar, pero lo más importante, me vi aun más motivado, porque al igual que ustedes un día iban en busca de algo, hoy yo estoy en la misma búsqueda, y en el camino de esta búsqueda me encuentro con ustedes como un día Don Quijote en Sierra Morena llega con un cabrero preguntando si sabe el rumbo del dueño de la maleta que en su camino halló para entregársela, y justo entregarme al teatro es lo que quiero hacer.
No tengo palabras para expresar mi admiración y respeto de todo lo que ví en el escenario al convertirse en un mundo lleno de tantas cosas, llevándonos a los espectadores a ser cómplices de todo lo que dentro de esa carpa sucede. Un mundo donde todo es posible, que hasta los pájaros pueden hablar.
Juanete y Picadillo fue la primera función que ví, me fascinó ver el dominio del cuerpo, del gesto, de todo lo que empleaban y sobre todo lograr tener la atención del público cuando todo sucedía en una plaza al aire libre, algunos 20s empezaron a caer, bien dice Mauricio “de ver se aprende” entendí aun más la importancia del trabajo corporal, el dominio del mismo, la presencia y muchas cosas en las que estoy empezando a entrenarme.
Murmullos; danzas, cantos, piedras, vestuario y una atmósfera que me hizo parte de la obra desde el momento que inicia la acción, varios personajes encarnando en el cuerpo y la mente del actor, otra cosa a mi parecer importante es la claridad que hay de un personaje a otro, las sombras y cantos fue otra de las cosas que complementaban aun más la atmósfera sombría de la obra, dos veces vi la obra, distintas cosas encontradas en cada una, un tono totalmente diferente a Juanete y el Yeitotol .
El Yeitotol; sin duda mi favorita, una atmósfera agradable que atrapaba la atención de todo el que estuviera parado ahí, una historia con mucha enseñanza, actuaciones muy buenas, efectos maravillosos, risas y aplausos fue lo último que se podía escuchar. Al final era emocionante ver a toda esa gente contenta, sonriendo y regalando aplausos.
Finalmente no me queda más que decir gracias por la enseñanza tanto personal como a nivel actoral, y aquí donde estoy, como actor quiero responder a las exigencias del teatro, y como persona quiero tener un corazón de niño y un alma de pájaro aun cuando mi pelo se pinte de blanco y mi rostro se llene de arruguitas.
¡Gracias!
Ivan Flores
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